viernes, 11 de febrero de 2011

¿Y entonces?

Ha saber: no es malo todo lo que nos han heredado los sistemas políticos modernos. Es bueno identificar todas esas cosas que han sabido explotar nuestra capacidad humana el máximo y a identificar también, más aún, conocer a fondo esos comportamientos que merman nuestra esencia y amenazan nuestra presencia en este mundo.

Tenemos, además, un pasado antropológico que avala el sentido común del hombre y el constante buscar de, más que la felicidad, la armonía y el bienestar. Un pasado que tiende mas olvidarse, ya nadie piensa en principios pues se piensa que hemos de haber sido mas desgraciados, pero la gracia no pasa por la destrucción ni por la opresión, ni por la competencia, el consumo o la opinión: pasa más por un bienestar general, por la presencia de individuos capaces y de constante pensar hacia adelante: una sociedad progresiva es aquella que no abandona sus cimientos, es la que se basa en su historia para poder seguir creciendo y además coopera con los vecinos. En su historia cultural y antropológica, de esas que cuentan los abuelos y los shamanes, de esas que se sienten, no en esas historias de libros y bibliotecas. Una sociedad, un pueblo, una tribu, una comunidad. Hay que empezar y evaluar desde todos los lugares. El cambio debe estar por empezar. Y si bien empieza de persona en persona, el cambio no puede ser individual: El cambio tiene que ser para todos, sin exclusión ni excepción.

Entonces, combinando lo que ya sabemos, con lo que hemos aprendido, con lo que queremos aprender y con lo que estamos dispuestos a hacer, han de fluir no solo ideas y opciones, si no también propuestas, acciones y convicciones.

He estado pensando...

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